Cuando el hombre vino por primera vez hacia adelante desde Dios, se creó un Puente mediante el rayo de su propia atención, y cruzó sobre el mismo desde el Paraíso a la Tierra. Después del descenso, la mayoría de las personas se olvidaron de su origen divino, y como el Puente fue construido sobre el rayo de su propia energía de vida, éste podría haberse desintegrado completamente - impidiendo para siempre regresar, si no fuera por las almas fuertes y valientes que se ofrecieron a venir y protegerlos. Estos espíritus guardianes, aún mientras se mueven con las personas en el mundo de la forma, aún sostienen su atención en las alturas, para que un hilo del puente siempre pueda permanecer irrompible como un sendero de retorno al hogar del Padre, cuando el libre albedrío del individuo lo impulse a buscar esa libertad.

La Metafísica en realidad no busca elevar a nadie, es la gente misma la que debe buscar elevarse aceptando y poniendo en práctica las Enseñanzas que contiene la Metafísica. La Metafísica le propone al Ser Humano realizar el “Plan Divino de Perfección” que la Mente de Dios ha diseñado para la tierra y es elevar al ser humano hasta el punto, que desenvuelva completamente su “Chispa Divina”, “Cristo Interno” o “Alma” manifestando este Principio físicamente en el diario vivir y en todas las áreas de la vida.

El aprendizaje que tiene que realizar el Ser Humano mediante su evolución en la tierra y, por consecuencia, las actividades que este realiza en ella, se pueden amalgamar y clasificar en siete, que se establecen para el ordenamiento de la Jerarquía Espiritual de Shamballa en los “Siete Rayos” y que por  consecuencia son siete agrupamientos de “Virtudes”.

Shamballa es la sede donde reside la Jerarquía Espiritual, que es el conjunto de Maestros Ascendidos que rigen los destinos de la humanidad procurando que se cumpla el “Plan de Dios para la tierra, Designio que los Maestros Conocen y Sirven”, que básicamente es Buena Voluntad, Inteligencia y Amor Compasivo. Se dice específicamente, “procurando” debido a que no solo depende de Dios y los Maestros el futuro de la humanidad, sino del género humano mismo y eres tú y somos todos, que con el “Libre Albedrío” podemos atrasar o acelerar este proceso.